#388 Día de todos los Santos vs Halloween
Transcripción:
– ¿Por qué no viniste a la fiesta de disfraces?
– Porque me disfracé de caracol… Y no llegué a tiempo.
¡Hola! ¿Cómo estás? Soy Óscar, fundador de unlimitedspanish.com. ¡Gracias por acompañarme en este episodio terrorífico! Bueno, no terrorífico, aunque hay algo de ello.
Hace unos años hice un episodio sobre el Día de Todos los Santos, y hoy quiero volver a ese tema, pero con un toque de “actualización”. Ya sabes, las tradiciones también se modernizan, ¿no? Especialmente aquí en España, donde Halloween ha empezado a hacer su aparición… ¡metiendo su calabaza, por así decirlo!
Primero, hablemos del Día de Todos los Santos, que en España se celebra el 1 de noviembre. Es un día serio y familiar, dedicado a recordar a nuestros seres queridos que ya no están. Aquí, a diferencia de Halloween, no se trata de ponerse un disfraz de esqueleto o zombie… ¡sino de recordar con respeto!
Entonces, ¿qué hacen los españoles ese día? Lo más tradicional es visitar el cementerio y llevar flores a las tumbas de familiares y amigos. Es un momento para recordar y compartir historias, donde las familias se unen para honrar a quienes ya no están.
Y, por supuesto, en muchas partes de España, el Día de Todos los Santos también se celebra con dulces típicos, ¡dulces que sí provocan ganas de comer! Nada que ver con esos dulces “terroríficos” de Halloween. Los más conocidos son los buñuelos de viento y los huesos de santo. Imagínate los buñuelos, como pequeñas bolitas de masa frita. Y los huesos de santo, hechos de mazapán y rellenos de yema dulce, esa crema deliciosa de la parte amarilla del huevo.
Hasta hace unos años, Halloween solo se veía en películas y series de Estados Unidos, pero con la globalización y el entusiasmo de los jóvenes por tradiciones extranjeras, Halloween ha empezado a verse en colegios, tiendas, y, claro, en las casas de España. Lo que comenzó como algo de película ahora es tan común que los niños ya no se conforman con verlo en la tele: quieren disfrazarse, pedir caramelos… y los padres también se suman a la fiesta.
Hoy en día, en la noche del 31 de octubre no es extraño ver a niños disfrazados por las calles, tocando puertas y diciendo “truco o trato”. En muchos barrios, especialmente en las ciudades, se organizan rutas para pedir caramelos. ¡Incluso las pastelerías ya hacen dulces temáticos para Halloween!
Halloween también ha traído la moda de decorar casas con calabazas, telarañas y hasta fantasmas (¡de mentira, claro! No son reales). Las tiendas ofrecen todo tipo de artículos para crear un ambiente de misterio y miedo, y muchas personas decoran sus ventanas y puertas, incluso en apartamentos, dándoles un toque especial.
Aunque Halloween se ha ganado su espacio, el Día de Todos los Santos sigue siendo importante. A diferencia de Halloween, que se centra en lo “terrorífico” y en la diversión, el Día de Todos los Santos mantiene su sentido de respeto y recuerdo. Así que muchas familias celebran ambas cosas: el 31 de octubre con disfraces, dulces y decoración, y el 1 de noviembre para recordar a sus seres queridos. Y es que, al final, cada tradición tiene su encanto.
Claro, no todos están de acuerdo con esta mezcla. Algunos prefieren que el Día de Todos los Santos se mantenga sin influencias extranjeras, mientras que otros creen que esta combinación permite a cada generación celebrar a su manera. ¡Para gustos, colores… o disfraces!
Al final, las tradiciones inevitablemente cambian o evolucionan. Puede parecer que se pierden costumbres de siglos o que se practican sin comprender su historia. Pero si lo pensamos bien, cada tradición empezó siendo algo nuevo, quizá hasta algo que pocos aceptaban al principio.
Y tú, ¿qué piensas? ¿Vale la pena conservar las tradiciones tal como están o hay que ser un poco más flexible?
PUNTO DE VISTA
(mejora tu gramática)
Muy bien. Vamos a practicar con un punto de vista. Te explicaré una misma historia dos veces. La segunda vez cambiaré el tiempo verbal. De esta manera podrás practicar la gramática en contexto. Solo tienes que escuchar y disfrutar.
Primero, en pasado:
En la fiesta de disfraces, todos querían tener el disfraz más aterrador de la noche. Se esforzaron mucho: algunos se vistieron de zombies con maquillaje increíble y otros de vampiros que parecían sacados de una película de terror.
Todo estaba muy bien preparado, y entre risas y gritos fingidos, hasta el más valiente, se asustaba un poco. Pero, entre todo el espectáculo, Roberto llamaba la atención. En lugar de un disfraz típico, fue a la fiesta con un traje elegante, una corbata roja y una sonrisa perfecta.
Por un buen rato, los demás lo miraron sin entender. ¿Por qué alguien vendría vestido así a una fiesta de Halloween? La curiosidad creció hasta que alguien se acercó y le preguntó por qué no se había disfrazado. Con una sonrisa, Roberto dijo que sí se había disfrazado, pero había elegido algo diferente. Explicó que no había nada más aterrador que… vestirse de político.
La respuesta dejó a todos en silencio. Se miraron entre sí, sorprendidos y asustados de verdad. En pocos segundos, el miedo se apoderó de la gente. Algunos corrieron, otros tropezaron al intentar escapar, e incluso el hombre lobo se fue de la fiesta aullando. Roberto, sorprendido pero satisfecho, se ajustó la corbata y sonrió, orgulloso de tener el disfraz más aterrador de la noche, y empezó su discurso político frente a una sala vacía…
Ahora, en pasado, desde la perspectiva de un asistente a la fiesta.
En la fiesta de disfraces, todos queríamos tener el disfraz más terrorífico de la noche. Nos esforzamos mucho: algunos nos vestimos de muertos vivientes con maquillaje asombroso y otros de vampiros que parecíamos sacados de una película de terror. Todo estaba muy bien organizado, y entre risas y gritos fingidos, hasta el más audaz, se asustaba un poco. Pero, entre todo el espectáculo, Roberto nos llamó la atención. En lugar de un disfraz típico, fue a la fiesta con una vestimenta elegante, una corbata roja y una sonrisa impecable.
Durante cierto tiempo, lo miramos sin entender. ¿Por qué alguien vendría vestido así a una fiesta de Halloween? La curiosidad aumentó hasta que me acerqué y le pregunté por qué no se había disfrazado. Con una sonrisa, Roberto me contó que sí se había disfrazado, pero había escogido algo diferente. Me explicó que no había nada más aterrador que… vestirse de político.
La respuesta nos dejó a todos sin palabras. Nos miramos entre nosotros, sorprendidos y asustados de verdad. En pocos segundos, el terror se apoderó de nosotros. Algunos corrimos, otros tropezamos al intentar escapar, e incluso el hombre lobo se fue de la fiesta aullando. Roberto, complacido pero satisfecho, se ajustó la corbata y sonrió, orgulloso de tener el disfraz más aterrador de la noche, y empezó su discurso político frente a una sala vacía…
Bueno, este es el final de este punto de vista. Espero que no estés muy asustado. Si has prestado atención, en la segunda versión he cambiado algunas palabras adicionales. Por ejemplo, “organizado” y “preparado” o “valiente” y “audaz”. Así, además de aprender cómo cambia el tiempo verbal, puedes aumentar tu vocabulario.
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Bueno, hemos llegado al final de este episodio. Muchas gracias por escuchar, y como siempre, te deseo un magnífico día.
¡Hasta pronto!
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