Transcripción:
En este episodio:
- Hablo de un antiguo oficio peculiar y fascinante: el carbonero.
- En la segunda parte, conocerás a Mateo, el hijo de un carbonero que no quería seguir el oficio de su padre.
Como te decía, hoy hablo de una profesión casi desaparecida en España: el carbonero. ¿Qué hacían exactamente? Pues se dedicaban a producir carbón a partir de la madera. Este carbón era muy importante porque servía para cocinar y calentar las casas, especialmente antes de que existiera el gas o la electricidad.
Imaginemos la escena: familias enteras se iban a vivir a los montes durante el verano y el otoño. Allí construían hornos o carboneras al aire libre, vigilándolos día y noche para que todo saliera bien. Si en algún momento aparecía una grieta (crack en inglés) en el horno o el humo cambiaba de color, había que actuar rápido para salvar el carbón.
Para construir estos hornos, se apilaba cuidadosamente la madera y se cubría con ramas (branches), hojas (leaves) y tierra (soil en inglés, respectivamente). Así se controlaba la entrada de aire y se regulaba la combustión. El proceso de transformar la madera en carbón duraba unos tres o cuatro días, y cuando terminaba, se dejaba enfriar al aire libre durante un par de días más.
El siguiente paso era transportar el carbón hasta los pueblos cercanos. Al principio, se hacía con mulas (mules en inglés) y burros (donkeys en inglés). Más adelante, se empezaron a usar carros tirados por animales. Los carboneros solían anunciar su llegada con trompetas, para que la gente saliera a comprar carbón.
Durante mucho tiempo, ser carbonero fue una forma de vida en muchas zonas rurales. Sin embargo, con la llegada de nuevas fuentes de energía como el petróleo, el gas natural y la electricidad, el carbón vegetal perdió popularidad y el oficio fue desapareciendo. El trabajo era muy duro, las jornadas eran larguísimas y los ingresos no siempre compensaban el esfuerzo, así que muchas personas decidieron emigrar a las ciudades en busca de otras oportunidades.
Hoy en día, el carbón vegetal todavía existe, sobre todo para barbacoas o chimeneas, pero su producción se hace de manera más moderna. Prácticamente ya no quedan carboneros tradicionales. Aun así, en épocas de crisis, algunas personas han vuelto a estos trabajos para aprovechar los recursos del monte de forma sostenible.
Al final, la figura del carbonero nos enseña cómo los avances tecnológicos y los cambios sociales pueden transformar completamente un oficio hasta hacerlo casi desaparecer. Aun así, es importante recordar y valorar estas profesiones del pasado, porque forman parte de la historia y la cultura de nuestros pueblos. ¡Y quién sabe! Quizás algún día, mientras encendemos una barbacoa con carbón vegetal, nos acordemos de aquellos viejos carboneros y su duro trabajo en los montes de España.
Por cierto, puedes buscar en Youtube “oficio de carbonero”. Encontrarás varios videos donde podrás ver cómo se hace carbón vegetal, a partir de la madera.
PUNTO DE VISTA
(mejora tu gramática)
Muy bien. Pasamos a la segunda sección para practicar un breve punto de vista. Te explicaré una misma historia dos veces. La segunda vez cambiaré la perspectiva gramatical. Céntrate en los cambios producidos. Comparando las dos versiones podrás ver cómo cambia la gramática.
Primero, en pasado:
Desde que era niño, Mateo quería salir del bosque. Su padre era carbonero, un trabajo duro y sucio que a Mateo no le gustaba. No quería tener las manos negras ni oler a humo todo el tiempo. Cuando tuvo la oportunidad, dejó el pueblo y se fue a la ciudad.
Allí estudió y creó una empresa de energía moderna. Con el tiempo, tuvo éxito y olvidó su origen. Pero un día llegó una crisis. Los precios del combustible subieron mucho, la electricidad se hizo muy cara y su empresa cerró. Sus socios lo abandonaron, sus deudas crecieron y, cuando no le quedó nada, solo pudo regresar a su pueblo.
Volvió con miedo, pensando que la carbonera estaría en ruinas. Pero encontró a su padre trabajando como siempre, con la misma fuerza de antes. No solo seguía allí, sino que tenía más trabajo que nunca. Ahora el carbón era muy importante otra vez.
Su padre lo aceptó otra vez. No tenía dinero para darle, pero sí algo más valioso: un trabajo. Mateo aceptó sin dudar.
Por primera vez, sintió orgullo al sostener un tronco, al ver el fuego convertir la madera en carbón y al notar el esfuerzo en su propio cuerpo. Durante años huyó de aquel oficio, pero ahora comprendía su importancia. Nunca debió despreciarlo.
El hijo del carbonero, al fin, aprendió la lección.
Ahora, en presente, desde la perspectiva de Mateo.
Desde que soy niño, quiero salir del bosque. Mi padre es carbonero, un trabajo duro y sucio que no me gusta. No quiero tener las manos negras ni oler a humo todo el tiempo. Cuando tengo la oportunidad, dejo el pueblo y me voy a la ciudad.
Allí estudio y creo una empresa de energía moderna. Con el tiempo, tengo éxito y olvido mi origen. Pero un día llega una crisis. Los precios del combustible suben mucho, la electricidad se hace muy cara y mi empresa cierra. Mis socios me abandonan, mis deudas crecen y, cuando no me queda nada, solo puedo regresar a mi pueblo.
Vuelvo con miedo, pensando que la carbonera estará en ruinas. Pero encuentro a mi padre trabajando como siempre, con la misma fuerza de antes. No solo sigue allí, sino que tiene más trabajo que nunca. Ahora el carbón es muy importante otra vez.
Mi padre me acepta otra vez. No tiene dinero para darme, pero sí algo más valioso: un trabajo. Acepto sin dudar.
Por primera vez, siento orgullo al sostener un tronco, al ver el fuego convertir la madera en carbón y al notar el esfuerzo en mi propio cuerpo. Durante años he huido de este oficio, pero ahora comprendo su importancia. Nunca debí despreciarlo.
Al fin, yo, el hijo de carbonero, aprendo la lección.
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Esto es todo por ahora, nos vemos la semana que viene. ¡Cuídate! 🙂
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